Amos de la Noche

 Amos de la Noche


  
    La VIII Legión o Amos de la Noche fue creada a partir de la "semilla genética" de su Primarca Konrad Curze el "Acechante Nocturno". La Legión se volvió traidora durante la Herejía de Horus, tras lo cual se abrió camino a través del espacio imperial en una sangrienta campaña que culminó con la muerte de su Primarca a manos de una Asesina imperial. 











Historia

    La VIII Legión estuvo empapada en sangre desde su nacimiento. Los primeros reclutas de la Legión procedieron de prisiones subterráneade la Antigua Terra. En vastas cavernas vivían hombres y mujeres que habían transgredido las leyes de sus amos. Los pozos-prisión eran una entrada hacia la locura y la muerte. Pero no todos habían sido expulsados del mundo superior. En medio del derramamiento de sangre y el miedo, nacieron niños y aquellos que vivían más de diez años fueron con los que se creó a los primeros guerreros de la VIII Legión. 

    Duros, con una piel tan pálida que parecía ceniza o hueso en polvo, eran muy distintos de los demás Legionarios. El primer uso que se dio a la VIII Legión fue subyugar a aquellos que creían que los pecados del pasado podían seguir viviendo en el Imperio. Cuando tales crímenes no requerían una simple represión sino una venganza, el Emperador enviaba a la VIII Legión.

    Ya fuera como consecuencia de su herencia genética, o por la combinación de sus orígenes con su adoctrinamiento, los guerreros de la Octava tendían al absolutismo moral y sentían la necesidad de aplicar castigos.

    Fue Nostramo el que colocó tanto al Primarca de la VIII Legión, Curze, como a sus marines en el camino a la traición. Nostramo era un mundo sin sol, de sufrimiento, dolor y corrupción. Era un mundo de extensas ciudades, de humo, industria y el sudor de millones. Sus ciudades eran madrigueras de piedra y hierro. La gente de Nostramo era pálida, y en su mayoría delgada y cadavérica, desconfiada y humor negro. Si alguna vez había habido auténticas leyes, se habían desvanecido hacía mucho. El asesinato era la divisa de la vida, y la fuerza se basaba en la violencia. Cada niño crecía aprendiendo que la única ley era la del cuchillo.

        Las Legiones solían cambiar tras el descubrimiento de su Primarca y de su mundo de adopción. En el caso de la VIII Legión hubo cambios, pero muchos fueron pequeños. El carácter de la VIII Legión empezó a incluir un sentido del humor oscuro y cruel y un fatalismo sarcástico. Estos cambios no alcanzaron el corazón de la naturaleza de la VIII Legión, sino que intensificó el impulso justiciero de castigo. Sus tácticas y métodos no cambiaron un ápice. La vieja Legión y la nueva eran iguales, ambas habían surgido de la oscuridad para imponer el orden en el caos.

    La VIII Legión recibía en sus filas a la escoria callejera empapada en sangre y crueldad del planeta. Esto hizo de muchos Amos de la Noche simples asesinos. A menudo la única explicación para el diezmado de poblaciones parece ser que los Amos de la Noche disfrutaban con ello. Habían dejado de ser monstruos necesarios para ser simplemente monstruos.

    La cadena de atrocidades se hizo más y más larga. Sin duda, de todas las Legiones y sus Primarcas, los Amos de la Noche eran los más siniestros y sospechosos, y habían sido censurados por las enormidades y masacres que habían cometido. La falta de moderación en los métodos de los Amos de la Noche había atraído el desprecio y la hostilidad de otras Legiones. 

    Al comenzar la Herejía de Horus los Amos comenzaron una campaña de genocidios aparentemente sin un objetivo claro y tras su derrota, aunque casi todas las otras Legiones habían sufrido bastantes pérdidas, los Amos de la Noche se quedaron atrás conservando el grueso de sus fuerzas previas a la Herejía.

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