Portadores de la Palabra
Portadores de la Palabra
La XVII Legión o Portadores de la Palabra (originalmente conocidos como Heraldos Imperiales) fue creada a partir de la "semilla genética" de su Primarca Lorgar Aureliano "el Urizen" quien creía que el Emperador era un Dios e hizo que su Legión construyese grandes catedrales en cada mundo que conquistaban. Al serles recriminado su lento avance, los Portadores de la Palabra se entregaron a la adoración al Caos Absoluto.
Historia
Antaño los guerreros más devotos y rigurosos, no tuvieron suficiente con caer, sino que arrastraron a sus Legiones hermanas consigo al abismo. Desde su fundación su devoción al Imperio y a la Gran Cruzada estuvo más allá de toda duda. Su lealtad jamás fue cuestionada, solo la forma de su devoción.
La Decimoséptima fue bautizada como los Heraldos Imperiales en su fundación. Allí donde los enemigos se alzasen contra el Emperador, sería la Decimoséptima la que les transmitiría el ultimátum del Emperador: retractaos o seréis destruidos. En las fortalezas de los demagogos y los enclaves de los cultos se presentaba un único guerrero de la XVII Legión. Revestido de armadura negra, con su cara oculta tras un yelmo con forma de cráneo y portando una maza con alas de águila. Estos, eran escogidos de entre aquellos que habían mostrado una devoción suprema a la Verdad Imperial.
Colchis era un mundo de dioses antiguos y cuando el niño Lorgar cayó del cielo, la fe era controlada por una organización llamada el Cónclave. Criado entre los sacerdotes, Lorgar se convirtió en miembro del Cónclave. Pasado un tiempo se volvió contra quienes le habían criado, dirigiendo una cruzada en nombre de un único dios de oro y luz que le había hablado en sueños. Cuando el Emperador desembarcó no podía haber dudas en la mente de Lorgar de que se arrodillaba ante su dios.
La creencia de que el Emperador era un dios no era novedosa. Muchos de sus enemigos conquistados empezaron a llamarle divino. Lorgar creía que el Emperador era un dios incluso después de convertirse en el señor de una Legión encargada de purgar la idolatría. En aquellos primeros años ocultó su convicción. Parece probable que Lorgar compartiera sus creencias con otros como Erebus y Kor Phaeron, que fueron sus principales confidentes. Uno de los cambios tangibles que llegaron con el Primarca fue un aumento en la importancia del ceremonial. Los heraldos de la Legión vestidos de negro y tocados con yelmos de calavera recibieron una nueva autoridad para mantener moral de sus hermanos.
Los rumores empezaron con comentarios sobre las prácticas ritualistas de la Decimoséptima, pero los rumores, habladurías y desagradables sospechas no eran suficientes para cuestionar los motivos de una de las Legiones. Al final no fueron los rumores, sino la aritmética de la conquista, lo que condenó a la XVII Legión. Mientras otros sometían docenas de mundos, los Portadores de la Palabra solo tomaban un puñado. Fue cuestión de tiempo que se censurase a los Portadores de la Palabra.
El Emperador, acompañado por Malcador el Sigilita y Roboute Guilliman, dirigió a los Ultramarines a un planeta muy querido por los Portadores de la Palabra, para destruir su capital. Tras la destrucción, a la llegada de la Legión de los Portadores de la Palabra fueron humillados y reprendidos.
Cuando retornaron, fue evidente que eran una fuerza cambiada. Donde antes se entretenían tras cada conquista, ahora avanzaban con una fuerza implacable. Todos fueron engañados. Los Portadores de la Palabra que se reincorporaron a la Gran Cruzada ya no servían al Emperador, y sentían que la Legión debería servir a dioses verdaderamente dignos de su veneración, los Dioses del Caos.
Esta "verdad" cambió a Lorgar y los Portadores de la Palabra para siempre al ser expuestos a los Poderes Ruinosos del Caos, siendo la primera Legión en adorar a los Dioses de Caos. Cuando Horus declaró abiertamente su rebelión contra el Emperador, los Portadores de la Palabra fueron una de las primeras Legiones en apoyarlo a él y a su causa. Los mundos que habían conquistado desde su conversión al Caos también se unieron a los Traidores.
Reglas Especiales
El Caos es Absoluto
Los Portadores de la Palabra veneran a los Dioses del Caos como cuatro partes de un todo, debido a ello, aunque solo pueden portar la marca del Caos Absoluto, pueden incluir cualquier demonio.
A más tropas, más demonios
Los Portadores de la Palabra utilizan una ingente cantidad de demonios lo que se representa en que pueden obtener tres Tropas de Línea extra, a cambio de perder una de Apoyo Pesado, una de Ataque Rápido y una de Elite.